¡Y por fin llegamos a Mallorca! Con la furgoneta aparcada en el subterráneo del barco y nosotros haciendo el mono (como no) en la cubierta. Soplaba el viento, el barco se balanceaba, Jordi P. se mareaba... Vaya que cada loco con su tema, pero como siempre los 5 locos juntitos. Dios los cria y ellos se juntan, o eso dicen.
Fue genial ir en barco, para variar. Lo difícil fue dormir... ¡madre mia! Un niño llorando en el camarote vecino, por el otro lado un hombre roncando y en nuestro camarota una de las camas chirriando toda la noche por un tornillo viejo!! Y pasaban las horas... y nada... y eran las cuatro de la noche... y nada... y las cinco... ¡queremos dormir!... y nada... y a las cinco y media: "¡Ding dong ding! Se ruega a los pasajeros se dirijan a por su equipaje, estamos llegando a Mallorca"... ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Así que ahora, después de actuar de nuevo esta mañana (que por cierto, ¡Jordi P. ya no lleva yeso! y hoy no nos acordabamos de la obra sin la patachuli -como bautizamos a la pierna escayolada- pero como siempre, hemos conseguido que todo salga bien) estamos muertos de sueño... por eso: BUENAS NOCHES.
Por supuesto también hubo momento Titanic
